Cómo escribir las fechas correctamente

La fecha es la indicación del día, mes y año en que sucede o se hace algo.

Los contratos, las escrituras, los diplomas y los certificados académicos, así como los documentos del registro civil o mercantil, por poner algunos ejemplos, figuran entre los documentos que son objeto de traducción jurada con mayor frecuencia.

Ya sean relativas a la expedición o estén relacionadas con hechos, las fechas están presentes en todos ellos, y en ocasiones pueden asaltarnos dudas acerca de la forma correcta de escribirlas.

Así que he resumido en este artículo aquellas cuestiones más relevantes para tenerlas a mano cuando no estemos seguros de la opción correcta.

El orden de los elementos

En los países latinos se utiliza habitualmente el orden ascendente: día, mes, año.

Entre el día y el mes, así como entre el mes y el año, se intercala la preposición de.

31 de diciembre de 1992.

El orden descendente, esto es, año, mes, día, sin preposición entre los elementos, solo debe utilizarse en documentos de carácter científico o técnico destinado a una audiencia internacional.

Las formas de escribirlas

Las fechas pueden escribirse de tres formas:

Enteramente con letras

Solo es habitual en documentos especialmente solemnes, escrituras públicas, actas notariales o cheques bancarios: dos de octubre de mil novecientos treinta y cinco.

Con una combinación de letras y números

Es el sistema más común: 2 de octubre de 1935.
El día y el año se escriben con números arábigos. El mes se escribe con letras y siempre con inicial minúscula.

Solo con cifras

Sirve para abreviarlas.
El día, mes y año se separan con guiones, barras o puntos. No hay que incluir espacios de separación.

28-8-98
16/III/1971
8.6.00

El año puede aparecer indicado con las cuatro cifras o solo con las dos últimas. De todas formas, en documentos jurídicos se aconseja especificar los años en cuatro cifras para evitar ambigüedades.

El mes se puede indicar en números arábigos o romanos.

Cuando el número del mes o el día es inferior a diez, se recomienda no anteponer un cero, salvo que sea necesario por razones técnicas o de seguridad.

Es preferible escribir 5.7.99, 2-9-1940, mejor que 05.07.99, 02-09-1940.

La expresión de las fechas

En la expresión de las fechas se usan las preposiciones a, en y de.

Se emplea la preposición a delante de la cifra del día cuando no incluye el artículo y complementa un verbo expreso o sobreentendido:

Expido el presente certificado a 3 de enero de 1998
[Firmado] En Madrid, a 8 de junio de 2000.

La preposición de se emplea entre la mención del día y el mes, y entre la del mes y el año: Murió el 15 de julio de 1957.

Datación de cartas y documentos

Delante de la expresión de los años se prefiere el uso de de sin artículo: 4 de marzo de 1420.

Se recomienda mantener este uso para el año 2000 y sucesivos: 4 de marzo de 2000.

De todas formas, en estos casos no se considera incorrecto el uso del artículo: 4 de marzo del 2000. Y si se menciona expresamente la palabra año, resulta obligado anteponer el artículo: 5 de mayo del año 2000.

Es frecuente la mención del lugar antes de la fecha. En estos casos, se pone coma entre el lugar y la fecha:

Quito, 21 de febrero de 1967
Firmado en Madrid, a 3 de enero de 2003.

Cabe recordar que cuando se escribe el año no se debe escribir ningún signo ni espacio entre sus dígitos (1998 y no 1.998, 1 998, ni 1,998).

Recuerda

– Los meses se escriben con la inicial en minúscula.

– Es incorrecto escribir los años con un signo o espacio entre los dígitos.

Algunos ejemplos prácticos de traducción

Fait à Créteil, le 20 décembre 2019 – En Créteil, a 20 de diciembre de 2019
L’an deux mille vingt, le six octobre – El seis de octubre del año dos mil veinte
Né le 28 juillet 1973 – Nacido el 28 de julio de 1973

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La fase de preparación de un proyecto de traducción

En cuanto ya tenemos confirmado un nuevo encargo de traducción, merece la pena dedicar un rato a prepararlo bien antes de empezar con la tarea de traducir. Definirlo y organizarlo correctamente nos puede ahorrar tiempo y quebraderos de cabeza más adelante. Y contribuye también a garantizar la calidad de nuestro trabajo.

Esta fase la podemos dividir en cinco etapas, cuya duración variará en función de la complejidad del proyecto.

imatge post

Imagen de Free-Photos en Pixabay

1. Definimos el proyecto en nuestro sistema interno de gestión

Preparamos la ficha correspondiente con todos los datos: referencia, cliente, contacto o gestor del proyecto, servicio y combinación de idiomas, volumen y tarifa, fecha de entrega y notas pertinentes (para tener toda esta información bajo control utilizo el programa LPS Expert).

En los días frenéticos con encargos urgentes y acumulación de tareas, nos puede pasar por la cabeza dejarlo para más tarde, pero entonces corremos el riesgo de omitir algo o equivocarnos en algún dato relevante o, como mínimo, necesitaremos más tiempo para recuperarlos. Es mejor anotar todos los datos cuando tenemos la información reciente, en particular las instrucciones específicas que nos ha dado el cliente.

2. Preparamos la carpeta del proyecto 

En mi caso, para cada proyecto creo una carpeta que incluye cuatro subcarpetas. Una denominada Gestión, donde guardo toda la documentación relacionada con la gestión del proyecto: presupuesto y/o hoja de pedido, hoja de dudas y anotaciones e instrucciones de QA. En las otras tres, Originales, Revisión y Traducciones, tal como sus nombres indican, guardo los documentos correspondientes a cada versión del texto.

3. Revisamos los documentos originales

Frenamos el ímpetu de empezar a traducir enseguida i revisamos todos los documentos del proyecto. Esta etapa tiene tres objetivos:

– Comprobar que tenemos todos los documentos, que los podemos abrir y que todos son legibles. Es muy recomendable hacerlo enseguida, especialmente si tenemos previsto empezar el trabajo fuera del horario del cliente. Si nos encontramos con problemas con los archivos que no podemos resolver en ese momento al trabajo se nos atrasará.

– Mirar que el recuento coincida con el que nos ha indicado el cliente o el que nos consta, no solamente por una cuestión de precio, sino para no encontrarnos con más palabras de las previstas y que el plazo inicialmente acordado sea demasiado justo..

–  Intentar detectar y anticipar posibles dificultades. Si en el documento figuran imágenes no editables con textos, tendremos que consultar qué quiere hacer el cliente en este caso. Si los documentos originales son en pdf e incluyen encabezados y pies de página, tablas, etc. tendremos que revisar a fondo la versión editable del documento (ya sea antes de traducirlo o después) porque a menudo la conversión de formato de estos elementos presenta problemas.

4. Preparamos todo el material necesario para llevar a cabo el encargo con las máximas garantías

Es el momento de definir la memoria de traducción que usaremos así como las bases de términos que nos pueden resultar útiles.

También comprobamos si disponemos de otros materiales de referencia o anotaciones que hayamos utilizado en proyectos anteriores de ese mismo cliente o de la temática del proyecto en cuestión.

5. Planificamos el encargo

Para terminar la preparación, anotamos bien en el calendario la fecha y la hora de entrega y distribuimos el trabajo en función los días de que disponemos. Es importante reservar tiempo para la revisión final tanto lingüística como de formato y, si el plazo nos lo permite, intentamos dejar margen para los imprevistos.

Y tú, ¿cómo preparas un proyecto antes de empezar a traducir? ¿Añadirías algún punto? Cualquier aportación será bienvenida :-).



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Cliente nuevo para la agencia, cliente nuevo para ti

opportunity

De vez en cuando, las agencias con las que trabajamos nos asignan un encargo que es para un cliente nuevo. Se trata de una buena oportunidad para lograr aumentar nuestra facturación, ya que si queda contento con nuestra traducción, con casi toda seguridad la agencia nos asignará sus proyectos. Todos somos conscientes de la importancia que reviste la entrada de un nuevo cliente y lo que supone para nosotros: fidelizar a la agencia con la que trabajamos logrando que el cliente quede satisfecho.

Probablemente este primer proyecto nos exigirá más dedicación y una atención especial, ya que iniciamos la fase de conocer al cliente final y la tipología de documentación que necesita traducir. Es bueno extremar todas las precauciones, sabemos que los primeros encargos son clave para convencer de que la agencia es la adecuada. Aquí os explico la pauta que sigo para este tipo de proyectos.

  • Abrir los archivos que tengo que traducir nada más recibirlos para verificar que no hay ningún problema.

Quizá no podemos empezar la traducción de inmediato, pero es bueno asegurarnos de que no vamos a quedarnos bloqueados por un problema con los archivos cuando podamos comenzar. No quedaría muy profesional de cara al cliente comunicarle alguna incidencia de este tipo horas después de que haya enviado los documentos.

  • Planificar un tiempo de trabajo superior al habitual.

Si no disponemos de un margen de tiempo ligeramente más amplio del que necesitaríamos habitualmente para realizar un encargo de un volumen parecido, es preferible no aceptarlo. Es muy posible que tengamos que familiarizarnos con un tipo de documentación nueva y, posiblemente, con nueva terminología. Este punto incluso es más aconsejable si para el proyecto tenemos que utilizar un programa de traducción que no manejamos con frecuencia. Siempre es mejor rechazar un proyecto antes que entregar una traducción sin haber podido dedicarle el tiempo que requería. La puerta quedará abierta para una segunda ocasión, en cambio, si no alcanzamos el nivel de calidad esperada, nuestra imagen profesional quedará bastante perjudicada.

  • Avanzar ligeramente la entrega a la agencia.

La agencia, al igual que nosotros, está en proceso de conocer al cliente, de modo que la parte de revisión del proyecto también es más delicada de lo habitual. Por este motivo, agradecerá recibir el texto con cierta antelación y disponer de un poco más de margen para revisarlo. Asimismo, tanto agencia como traductor tendremos tiempo de comentar con tranquilidad cualquier observación o sugerencia de cambio.

Si, además, estamos usando un programa de traducción, en caso de tener algún problema con la exportación dispondremos de tiempo suficiente para solucionarlo. No hay nada peor que la tecnología nos juegue una mala pasada justo a la hora de la entrega. Y encima suele pasar con los proyectos más «comprometidos».

  • Enviar un documento con la terminología del proyecto

Como comentaba hace poco @plluberas, es muy aconsejable conservar los glosarios de las traducciones, y lo es todavía más con un primer encargo. Facilita la labor de revisión y sirve de referencia en caso de que el cliente proponga modificaciones.

  • Pedir feedback del cliente final

Interesarnos después de la entrega por saber si el cliente final ha quedado contento con la traducción es una forma de demostrar que nos preocupamos por nuestro trabajo y por la repercusión que tiene para la agencia.

¿Tienes alguna otra estrategia para fidelizar a tus clientes? Te leo en los comentarios.



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Así fue Traduemprende Barcelona

El pasado viernes se celebró en Barcelona la segunda edición de la Jornada sobre Traducción y Emprendimiento (TraduEmprende), donde tuve la ocasión de participar como ponente. Iba dirigida a un público recién licenciado con el objetivo de que obtuvieran consejos y salieran con ideas para abrirse camino como freelance en el mundo laboral de la traducción. Creo que fue un éxito en muchos sentidos: en organización, con unas Hermina e Inés incombustibles y atentas a todo, de asistencia, con gente interesada en aprender y con ganas de poder hablar distendidamente sobre nuestro mundo, y de compañeros ponentes con sus respectivas ponencias.

También fue, por supuesto, una gran ocasión para desvirtualizar o ver de nuevo a tantos traductores y pasar un buen rato entre consejos, experiencias, risas y copas.

Como algunos ya sabéis, el tema de mi charla fue El enfoque empresarial del traductor freelance. Agradezco muchísimo todos los buenos comentarios y saber que los asistentes se han ido con ideas y un listado de cosas que pueden hacer para poder arrancar su carrera profesional. Me quedó pendiente hablar sobre las herramientas de planificación, así que prometo entrada en el blog sobre este tema. 

Os dejo aquí todo el material de la ponencia:

– El vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=ld-1A-HzjZo&sns=tw (a partir de 3:01:00 empieza la mía. Las incluye todas, no os las perdáis).

– La presentación:

– Algunos de los tuits:

@irene_vidal habla del enfoque empresarial. #tradurunners en el #Traduemprende . 🙂 pic.twitter.com/OLubsNR8yH

— Juan Yborra Golpe (@jjyborragol) noviembre 22, 2013



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Herramientas y aplicaciones útiles para traductores que no son sobre traducción

Como traductores autónomos, además de traducir, estamos presentes en las redes sociales, algunos tenemos un blog, nos sabemos vivir sin Internet y aprovechamos al máximo todo lo que nos ofrece ya sea para mejorar nuestras campañas o estrategias de marketing, captar nuevos clientes, aumentar la productividad o para ampliar la influencia de nuestra marca. Os voy a confesar que soy casi adicta a probar nuevas aplicaciones o herramientas. Algunas simplemente hacen que el escritorio sea más bonito y otras las utilizo para planificar o gestionar mejor el trabajo. Aquí he recogido algunas de las más destacadas.
best_apps
 
Para crear mapas mentales
 
Para crear infografías
 
Para crear formularios y encuestas
 
Para crear un CV o página de presentación virtuales
 
Para las redes sociales
 
Para buscar imágenes e iconos
 
Para editar imágenes
 
Para hacer presentaciones
 
Tipografías
 
Para controlar las finanzas personales
 
Para descansar la vista mientras usamos el ordenador
 
Para encontrar música
 
Para recuperar archivos
 
Para crear estructuras de archivos y carpetas
 
Si a vosotros también os tienta probar aplicaciones o herramientas nuevas y estas os saben a poco, en este enlace encontraréis una lista bastante más exhaustiva (aunque no está ordenada); son las que voy guardando en mi cuenta de Delicious.
 
¿Hay alguna que utilices con frecuencia o que te guste especialmente? Compártela y así ampliamos la lista 🙂
__________________________________________

Las bases para una buena relación

El haber trabajado siempre por mi cuenta, primero exclusivamente como traductora y, más adelante, también gestionando proyectos, me ha permitido vivir situaciones de todo tipo en la relación profesional que se establece entre el colaborador y el responsable del proyecto –ya sea una empresa u otro freelance. Estas experiencias me han servido de lección para establecer unos principios que, a mi modo de ver, permiten crear un equipo de trabajo que esté rodeado de un ambiente lo más respetuoso y profesional posible.

¿Cuáles son estos principios?

¿Cuáles son estos principios?

Respetar los horarios

Hay quien empieza la jornada a las seis de la mañana y hay quien a las diez enciende el ordenador. Los hay que dejan de teclear antes de las cinco de la tarde y otros que apuran hasta casi la hora de cenar. Indiscutiblemente, cada uno tiene su horario, pero es importante entender cuál es la franja más habitual y evitar las llamadas a horas intempestivas y fuera de los días laborables, salvo en casos de extrema urgencia. Puede parecer una obviedad, pero no es tan inusual como debería.

Limitar las urgencias

A pesar de la famosa frase «lo necesito para ayer», muchos encargos que se plantean como urgencias en realidad no lo son. Con frecuencia, ante teóricas situaciones urgentes se logra ampliar considerablemente el plazo de entrega, lo que demuestra que la prisa era relativa, sin hablar de cuando se plantea el cobro de un recargo.

Las urgencias deben reservarse para casos excepcionales, e intentar que el ritmo de trabajo no sea siempre frenético. Porque trabajar constantemente de forma acelerada no es bueno ni para la calidad del trabajo ni para el propio profesional.

Recompensar los esfuerzos

Con esto me refiero al trabajo en días festivos, fines de semana, noches o en los casos en que hay que asumir un volumen de trabajo diario superior al normal. En mi opinión supone un esfuerzo adicional que debe compensarse aplicando una tarifa más elevada.

Confirmar la recepción y agradecer el trabajo realizado

No cuesta nada y es realmente gratificante. Un simple «Muchas gracias, hemos recibido correctamente el documento» es una buena muestra de consideración.

Honestidad

Todo profesional conoce perfectamente sus limitaciones y sabe qué encargos están fuera de su competencia. Por muy tentador que pueda resultar un proyecto desde el punto de vista económico, si no nos vemos absolutamente capacitados para llevarlo a cabo es mejor ser sinceros y esperar una mejor ocasión. Una explicación clara del porqué consideramos que no podremos ofrecer un servicio de calidad para ese caso concreto será una demostración de gran profesionalidad.

E incluso si nos damos cuenta de ello una vez hemos aceptado el encargo, la capacidad de reacción siempre será mayor en una etapa inicial. Y resultará más fácil asignar el trabajo a otra persona que intentar enmendar un trabajo mal hecho y recuperar la confianza de un cliente que no haya quedado satisfecho.

Entregas puntuales… y pagos puntuales en plazos razonables

Cuando se acuerda una fecha y hora para la entrega de un trabajo, lo último que un colaborador debe hacer es comunicar un rato antes que tiene que retrasarla o, simplemente, entregarla más tarde sin siquiera avisar. Siempre pueden surgir imprevistos, puede haber situaciones que impidan cumplir con el plazo acordado, pero deben ser casos sumamente excepcionales.

La puntualidad forma parte de la profesionalidad de un traductor. Y si es necesario retrasar la entrega o, por algún motivo, no se puede seguir con el trabajo, situación a la que Martine Fernández dedicó un artículo muy interesante en su blog (Cómo gestionar una crisis), se debe avisar lo antes posible para que el margen de reacción sea mayor.

Y de la misma forma que se espera que el colaborador sea puntual, a él también le gusta la puntualidad en el pago. Aquí, de nuevo, pueden producirse excepciones, pero la norma debe ser la puntualidad y un plazo razonable.

Saber decir que no… y aceptar un no

La ley de Murphy existe, y cuando se está hasta arriba de trabajo es cuando más propuestas de proyectos se reciben. Aquí, nuevamente, si no se puede garantizar un trabajo al nivel habitual, es mejor rechazar la propuesta, por más que nos pese.

Igualmente, cuanto más se necesita a uno de los colaboradores de confianza, de menos tiempo dispone. Mejor, pues, recurrir a otro profesional.

Notificar los periodos de vacaciones y activar la respuesta automática

Si nos vamos a tomar unas vacaciones, sea cuál sea la época del año, incluso en agosto, no está de más avisar de los días que no estaremos disponibles para ayudar en la planificación de posibles proyectos. Tampoco está de más activar la respuesta automática del correo electrónico por si alguien nos contacta.

Implicación y respeto mutuo

Ambas partes tienen que implicarse en la misma medida, respetarse y ser conscientes de la importancia que tiene cada una, siempre y cuando actúen con ética y profesionalidad. Una y otra son imprescindibles para ofrecer un servicio impecable al cliente. Deben considerarse piezas clave entre sí y sentirse un equipo que rema en la misma dirección.

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Prepárate con tiempo para la Navidad

Estamos a mediados de noviembre, queda poco más de un mes para las fiestas navideñas y a principios de diciembre nos espera el magnífico puente de la Purísima (a los que vivimos en España, claro). A la práctica quedan cuatro semanas para que empiece la Navidad. Si queremos ser previsores y ahorrarnos prisas de última hora, tenemos que empezar a planificar muchas cosas.

Las felicitaciones

¿A quién mandaremos una felicitación? Prepara una lista con todas aquellas personas a quien deseas enviársela: clientes, clientes potenciales, colaboradores… Si la tienes de otros años, actualízala. Si la creas por primera vez, guárdala para recuperarla al año siguiente.

Sopesa bien las ventajas y los inconvenientes de las felicitaciones electrónicas y las postales y decídete por una de las dos. Los que prefieran la electrónica dispondrán de más margen de tiempo, pero es menos personalizada y hay que ir con cuidado cuando se envía a varias personas al mismo tiempo. Si decides mandarlas por correo postal, empieza a mirar dónde comprarlas (en tiendas de toda la vida o en Internet) o también puedes encargarlas a un diseñador, aunque quizá ya sea un poco tarde. Comprueba que tengas suficientes tarjetas de visita —nunca está de más ponerlas dentro de la postal— y reserva un día para prepararlas. Es un trabajo más lento de lo que puede parecer.

Hay que tener en cuenta, si finalmente nos decidimos por las postales de toda la vida (me refiero al formato, no al diseño), que correos se colapsa por Navidad, al menos en España. Cada año, por estas fechas, hay unas colas infinitas en todas las oficinas y las cartas pueden tardar una semana en llegar.

Los regalos

Un regalo no significa mandar una enorme cesta de Navidad. No destila modernidad y seguramente no se ajustará a nuestro presupuesto. Se trata de tener un detalle con las personas que han confiado en nuestro trabajo y con las que nos han ayudado a llevarlo a cabo. Si crees que es una buena idea, tómate una tarde libre para darte una vuelta por tu ciudad. No tengas prisa, seguro que darás con algo original.

Las visitas

Quizá sea el momento de hacer un poco de balance con los clientes: saber de primera mano cómo valoran la relación establecida, la comunicación, la calidad del servicio que les prestamos… Ir a verles es una magnífica ocasión para intercambiar impresiones y un buen momento para llevarles en persona la felicitación y un detalle, si así lo hemos decidido. Si están lejos y nos es imposible desplazarnos, siempre podemos llamarles para felicitarles personalmente las fiestas.

El comunicado de ausencia

¿Aprovecharás estos días para hacer unas pequeñas vacaciones y cargar las pilas para un nuevo año lleno de retos y nuevos proyectos? Bien hecho, todos lo necesitamos, pero avisa con tiempo a los clientes para que puedan organizarse ante tu ausencia.

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Cuando te rechacen un presupuesto, ponte a trabajar

Recibimos una llamada o un correo electrónico de un posible cliente que nos pide un presupuesto. Analizamos la documentación que se tiene que traducir y elaboramos un documento claro y conciso con todos los datos. Lo convertimos a pdf y lo mandamos.

A partir de ahí, podemos tener una actitud pasiva y esperar la posible respuesta o ser proactivos para mostrar nuestro interés, cada uno decide, pero indudablemente es mejor actuar antes que esperar sentados. Si somos activos llamaremos al posible cliente y le comunicaremos que hemos mandado el presupuesto. En la mayoría de los casos agradecerá nuestra llamada porque le evitaremos que tenga que estar pendiente de la bandeja de entrada. Y ya que le tenemos al teléfono, aprovecharemos y nos ofreceremos para resolverle las dudas que le puedan surgir cuando lo lea.

Tras unos días, que variarán en función de la urgencia del encargo, nos pondremos de nuevo en contacto con él para saber si, en efecto, ha recibido correctamente el presupuesto, para aclararle alguna duda que pueda tener y conocer si ha tomado una decisión. Puede que en ese mismo momento nos confirme el encargo o, en el peor de los casos, que ha aceptado otro presupuesto. En el primer caso, nos pondremos manos a la obra. En el segundo, nos quedará aún trabajo por delante: cada vez que nos rechazan un presupuesto hay un motivo y nuestro objetivo es descubrirlo. Lograr esta información nos permitirá seguir actuando en la misma dirección o nos llevará a introducir cambios que nos permitirán mejorar.

¿Por qué nuestro presupuesto no ha sido aceptado?

Cuando un encargo no se materializa por una cuestión de precio, ahí no podremos hacer nada, siempre y cuando hayamos valorado el trabajo a conciencia. Ese es nuestro precio, ya saldrán nuevas oportunidades.

También puede darse que otro traductor haya ofrecido un plazo de entrega más ajustado. De nuevo, es importante evaluar bien el trabajo, y debemos proponer un plazo realista. No es aconsejable comprometernos a entregar traducciones en plazos demasiado justos cuando sabemos que necesitaremos más tiempo y arriesgarnos, así, a ofrecer un servicio de menor calidad. Otra vez será.

Pero también pueden darse otras situaciones. ¿No conseguimos el encargo porque alguien respondió antes que nosotros? Tendremos que analizar, pues, en qué momento recibimos la petición y cuánto tiempo tardamos en mandar el presupuesto. Si recibimos la solicitud dentro de nuestro horario de trabajo habrá que valorar si el tiempo de respuesta fue razonable. Por el contrario, si ya habíamos terminado también podremos sospesar si nos interesa estar pendientes del correo y del teléfono fuera de nuestro horario. Lo importante, en este punto, es ser consecuentes: si decidimos no responder a los correos o no atender las llamadas en cuanto damos por terminada la jornada, luego no debemos lamentarnos de oportunidades perdidas. Sería un contrasentido.

Otra posibilidad es que el cliente haya recibido un presupuesto que le haya generado más confianza que el nuestro. De ser así, deberemos someter a examen el documento que presentamos y pensar bien qué modificaciones podemos introducir para que el posible cliente se decida por nosotros. Elabora un nuevo documento y dáselo a otras personas para que te den su opinión. Verás como hay cosas que se pueden mejorar, tanto de la presentación y la estructuración de la información como del contenido.

¿Cómo podemos saber por qué motivo nuestro presupuesto no ha sido aceptado?

En cuanto hayamos evaluado los motivos que pueden llevar a un posible cliente a rechazar un presupuesto, podemos redactar un breve cuestionario con la información que queremos obtener y cuyas preguntas variarán en función de cómo tengamos organizada nuestra actividad. Por ejemplo, si un traductor tiene por norma mandar de forma inmediata el presupuesto tras recibir la solicitud, no le servirá de nada preguntarle al cliente si no ha formalizado el encargo porque otro ha respondido antes. Todo dependerá de cada uno y de su propia forma de trabajar.

Una vez preparado el cuestionario, cuando se confirme el primer rechazo podremos mandarlo por correo electrónico o bien formularlo por teléfono. Como siempre, la opción del teléfono es mejor porque tendremos más posibilidades de lograr la información que buscamos. De no ser posible, siempre podemos recurrir al correo electrónico, pero es fundamental que haya pocas preguntas y que se puedan responder fácilmente, así que lo mejor seguramente será incluirlas en el texto del mensaje para que se puedan responder directamente dentro del correo de respuesta.

Indudablemente, no será fácil que nos contesten siempre y debemos plantearnos si recurrir sistemáticamente a estos breves cuestionarios o solamente en determinados casos. Además, es muy probable que los beneficios de todo ello se perciban de forma diferente en función de la visión que tenga cada uno de su propia actividad profesional y de su forma de desarrollarla. Desde mi punto de vista, mediante esta información podemos reafirmar si estamos en la dirección correcta o plantearnos cambios que nos permitirán mejorar.

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Los glosarios terminológicos con Excel

Crear nuestros propios glosarios terminológicos es una parte fundamental del trabajo de un traductor, y muy en particular de los que nos dedicamos a traducciones especializadas. Tener unos buenos glosarios construidos a partir de los términos que hemos utilizado nos ayudan, por un lado, a aumentar la productividad, y por el otro, a mantener la coherencia en las traducciones de un mismo cliente. Ser rigurosos y constantes nos evitará tener que buscar de nuevo un término, con el consiguiente riesgo de no encontrarlo o de no encontrar aquél que en una ocasión nos resultó sumamente adecuado y del que no nos acordamos.

Sin embargo, crearlos y actualizarlos no es una tarea sencilla. Tendremos que escoger el programa, decidir si los clasificamos por cliente o por especialidadlos campos que deseamos incluir y, por último, establecer un protocolo o sistematizar el proceso para introducir los nuevos términos de modo que los glosarios sean totalmente fiables.

El programa

Mi experiencia me ha llevado a usar Excel tras haber probado durante tiempo Multiterm, una herramienta muy completa pero en la que introducir los datos es sumamente lento. Quizá para grandes empresas de traducción sea práctica, pero en cuanto a empecé a utilizar Excel el cambio me convenció desde el principio. Es cierto que si trabajamos con memorias de traducción no podremos recuperar de forma automática los términos, pero el resto de ventajas lo compensan: permite introducir los datos con mucha mayor rapidez, se pueden hacer modificaciones con muchísima facilidad y resaltar claramente aquellos términos que están pendientes de confirmación, por ejemplo. Además, es posible realizar búsquedas avanzadas y localizar los campos que no están completados mediante la función de los filtros, que he aprendido hace poco gracias a un curso a distancia de SIC. Si queréis una explicación detallada sobre esta función, podéis descargaros el pdf Glosarios terminológicos con Excelque he colgado en Slideshare).

La organización

Decidir si queremos organizar nuestros glosarios por clientes o por especialidad será clave tanto para la estructura del glosario como, posteriormente, para la recuperación de los términos. Desde mi punto de vista, aunque seguramente dependerá del tipo de traducciones que realice cada uno, resulta más práctico organizarlos por especialidades (glosarios de términos generales, jurídicos, económicos y científico-técnicos) puesto que de esta forma también podremos recuperar la terminología de cada cliente si incluimos el campo correspondiente en la estructura (encontraréis cómo hacerlo en la presentación Glosarios terminológicos con Excel). En cambio, si optamos por clasificarlos por clientes, nos será mucho más difícil localizar términos que podríamos utilizar para textos parecidos de otras empresas. Un ejemplo: si traducimos contratos y tenemos los glosarios organizados por clientes, la terminología específica de este tipo de documentos estará esparcida en diferentes fuentes y seguramente tendremos términos repetidos en diferentes glosarios (lo que supone duplicar esfuerzos) y tardaremos más tiempo en encontrarlos (seremos menos productivos).

Los campos

En cuanto a la información, aparte del término de origen y de destino, es imprescindible tener un campo para el cliente –por la razón comentada al final del párrafo anterior–, otro para el área temática(contratos, poderes, herencias…), otro para la fuente de la que se ha obtenido el término de destino y, por último, un campo de observaciones. En este campo podemos añadir comentarios acerca del término tales como si es pertinente para determinados contextos. A mí me resulta muy práctico para introducir las notas al pie que utilizo en las traducciones juradas, es una manera de no tener que redactarlas de nuevo y garantizar una unidad.

La introducción de los datos

Por último, pero no por ello menos importante, debemos encontrar la forma de sistematizar la introducción de los datos. Lo mejor, por descontado, aunque no siempre sea posible, es incluirlos a medida que avanzamos en la traducción, resaltando aquellos que no nos convenzan o que estén pendientes de verificación. Una vez finalizada la traducción terminamos de actualizar el glosario con las opciones definitivas y las observaciones, si es necesario. Pero ya sabemos que cuando tenemos encima de la mesa un proyecto con un plazo de entrega más que justo dejamos lo del glosario para el final. En este caso, tendremos que ir apuntando el máximo de información posible para añadirla posteriormente.

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Para los que empiezan

En las dos últimas semanas, desde que asistí a un seminario de networking y estoy en Twitter, he descubierto la situación de los traductores que desean introducirse en el mercado laboral. No es muy distinta de la que me encontré tras licenciarme, sus inquietudes son las mismas que tenía yo, y siento que tienen los mismos miedos y las mismas esperanzas. Aunque sí hay dos diferencias fundamentales: la crisis –una clara desventaja– y el entorno 2.0 –una enorme ventaja.

¿Qué recomendaciones puedo darles tras estos años de experiencia?

1. Prepara una buena carta de presentación y un buen CV

Si no acompañamos el CV de una carta de presentación, perdemos una gran oportunidad de que nos contacten. Resume tu perfil, explica tu metodología de trabajo, tus puntos fuertes y tus prioridades.

No es fácil redactar una carta de presentación y un CV, así que siempre puedes asistir a algún curso para obtener orientación sobre qué información incluir y cómo estructurarla (en Barcelona: Porta22).

Mis recomendaciones para el CV:

  • sé breve: dos páginas como máximo
  • pon una foto.
  • destaca las combinaciones, las especialidades y la experiencia (si no tienes experiencia indica en qué campos te has especializado durante la carrera o cuáles son los que más te interesan).
  • añade también las estancias en el extranjero (programas Erasmus, etc.), son indicadores del conocimiento de la lengua y la cultura de partida.

2. Hazte una idea de las tarifas y elabora un documento

La falta de experiencia no es un motivo para cobrar una miseria. Habla con compañeros o con asociaciones para saber cuáles son los mínimos que uno debería cobrar y, a partir de ahí, decide.

Elabora un documento con tus precios, es algo que te pedirán a menudo, sobre todo las agencias. Sobre este tema recomiendo leer él artículo Tarifas, tarifas, tarifas… en traducción publicado hoy en el excelente blog Algo más que traducir de Pablo Muñoz (al final encontraréis otros artículos con más información).

3. Planifica la búsqueda de empleo

No envíes cientos de CV a la semana de los que después no puedas realizar el seguimiento. Manda cada semana unos pocos, llama al cabo de unos días para saber si lo han recibido y conocer de primera mano qué les ha parecido. Es más fácil recurrir al correo electrónico, pero más efectivo llamar: se demuestra un mayor interés y no tienes que estar pendiente de si te han respondido o no.

Anota a qué empresas lo mandas y algún dato que sea relevante. Si te llaman y tienes dificultades en identificar a la empresa darás una mala imagen.

4. Llama a todas las puertas

Manda tu CV allí donde creas que pueden necesitar un traductor porque nunca se sabe de dónde puede llegar tu primera oportunidad. A mí me llegó tras mandarlo a los medios de comunicación. En Radio Barcelona lo recibieron justo cuando necesitaban una intérprete para el jurado internacional de los Premios Ondas de la Cadena Ser. Tras una entrevista, y a pesar de decirles que no era mi especialidad, me dieron el trabajo. Fue una experiencia maravillosa y tuve la suerte de repetir en cuatro ocasiones. Estas cosas pasan, son causalidades de la vida, pero pasan.

Diles también a todos tus conocidos y amigos de qué trabajas porque pueden surgir oportunidades de trabajo.

5.- Ten cuidado a qué puerta llamas

Hay agencias de traducción archiconocidas por no pagar a sus traductores. Busca información de la empresa, visita su página web, desconfía si no dan datos de contacto y, si es necesario, recurre a otros compañeros para obtener referencias. También ellos te podrán aconsejar con cuáles merece la pena contactar por su profesionalidad (recuerda que siempre se habla de las malas, pero ten presente que hay muchísimas con las que es un placer trabajar).

Cuando una empresa te mande un primer encargo, pide el pago por adelantado o al realizar la entrega o, si el importe es elevado, solicita un anticipo. No tengas miedo, si son serios no podrán inconvenientes.

6.- Las pruebas de traducción, con condiciones

Es posible que te pidan hacer alguna prueba de traducción. Si no es remunerada, acepta hacer un máximo de 300 palabras y pregúntales cuándo recibirás una respuesta. Si pasado ese tiempo no tienes noticias suyas, llama para conocer su opinión. Si tú te has molestado en realizar la prueba, ellos tienen que valorarla y darte una respuesta.

7.- No aceptes todos los trabajos

Es posible que, en cuanto tengas un trabajo confirmado, llegue otro al mismo tiempo. Si crees que no puedes asumirlo, es mejor decir que no. Si te han llamado una vez, volverán a hacerlo. Si lo aceptas pero luego no puedes ofrecer una buena traducción, seguro que no volverán a llamarte.

En nuestro trabajo las rachas son frecuentes: o tienes mucho trabajo o parece que todo el mundo se haya esfumado. Suele pasar que, tras una semana en blanco, a la siguiente tengamos que rechazar proyectos porque no podemos asumirlos. Por mucho que nos pese hay que aceptarlo y ser realistas: si no se puede garantizar la calidad, mejor no aceptar el encargo.

«Por cada cliente descontento, se pierden siete. Por cada cliente contento, se gana uno» (Elizabeth Sánchez en Twitter).

8.- Trabaja en agosto, si puedes

Si tienes flexibilidad y puedes hacer las vacaciones en otro mes, no te vayas en agosto. La mayoría de los traductores sí lo hacen, aunque sigue habiendo un volumen considerable de trabajo y, por tanto, se necesitan colaboradores. Aprovecha incluso el mes de julio para recordarles que estarás disponible durante el mes siguiente. Si te tienen en mente tienes más posibilidades de que te llamen.

9.- Aprovecha el tiempo libre para seguir formándote

Si ahora dispones de más tiempo, inviértelo en formación. No significa necesariamente que tengas que hacer un master, pero sí puedes asistir a cursos o leer artículos que te ayuden a mejorar. En el artículo Formarse más allá de la tradución encontrarás algunas ideas.

10.- Ten paciencia y no te desanimes

Tarde o temprano el trabajo llegará. Es difícil empezar, y más ahora con la crisis, pero hay que ser perseverantes.

«Cuando te entren ganas de tirar la toalla, ponte el albornoz» (Marta Ortells en Twitter).

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