La claridad, la precisión y la corrección son los atributos que definen un buen lenguaje. En el ámbito jurídico, en el que a menudo abundan arcaísmos, perífrasis absurdas o tecnicismos innecesarios, es posible lograr una redacción más sencilla sin que ello influya en la exactitud. La claridad no está en modo alguno reñida con la precisión que requieren este tipo de documentos.
Y en esto es precisamente en lo que se centra este trabajo, dividido en 20 unidades, en el que se exponen algunas de las claves que inciden en la redacción de textos jurídicos más claros.
No hay que olvidar que los documentos de este ámbito van destinados a los ciudadanos. Sin un lenguaje claro, estas comunicaciones se vuelven oscuras y se alejan de su realidad.
Encontraréis el documento completo en este enlace.