«Cumplir» o «cumplir con»

El verbo «cumplir» figura seguramente entre los más utilizados en el ámbito jurídico. ¿Y cómo se emplea correctamente? ¿Debe llevar siempre la preposición «con»? ¿Tiene el mismo significado con o sin ella? ¿Y el verbo «incumplir»?

Como los traductores dudamos con frecuencia y consultamos con avidez, en esta entrada encontrarás las respuestas.

«Cumplir» o «cumplir con»

Ambas formas son correctas cuando se refiere a ‘ejecutar o llevar a efecto una obligación, un deber, un compromiso, una promesa…’.

Luis cumplió el trabajo encomendado ejemplarmente.
Luis cumplió con el trabajo encomendado ejemplarmente.

«Cumplir con»

Debe emplearse si se trata de responderle con una obligación, un deber, un compromiso, una promesa… a una persona.

Luis cumplió con los contratistas.

«Incumplir» algo

Es el modo recomendado de indicar que aquello a lo que uno se había comprometido no se ha llevado a cabo.

Las acciones de sus compañías se hundieron este año al incumplir sus objetivos.

«Incumplir con»

Es correcto cuando introduce a la persona o la parte perjudicada por el incumplimiento.

El gobernador incumple con sus socios.

Si la entrada te ha resultado útil y quieres un resumen de este apunte, puedes descargarlo a continuación.

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Equivalentes terminológicos de los órganos judiciales y del sistema jurisdiccional francés y español

Recurso interesante para los traductores jurídicos y jurados: un estudio lexicográfico y terminográfico de los equivalentes terminológicos de los órganos judiciales y del sistema jurisdiccional francés y español.

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Recurso: Consejos para mejorar la calidad de los textos jurídicos

La claridad, la precisión y la corrección son los atributos que definen un buen lenguaje. En el ámbito jurídico, en el que a menudo abundan arcaísmos, perífrasis absurdas o tecnicismos innecesarios, es posible lograr una redacción más sencilla sin que ello influya en la exactitud. La claridad no está en modo alguno reñida con la precisión que requieren este tipo de documentos.

Y en esto es precisamente en lo que se centra este trabajo, dividido en 20 unidades, en el que se exponen algunas de las claves que inciden en la redacción de textos jurídicos más claros.

No hay que olvidar que los documentos de este ámbito van destinados a los ciudadanos. Sin un lenguaje claro, estas comunicaciones se vuelven oscuras y se alejan de su realidad.

Encontraréis el documento completo en este enlace.

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Cómo escribir las fechas correctamente

La fecha es la indicación del día, mes y año en que sucede o se hace algo.

Los contratos, las escrituras, los diplomas y los certificados académicos, así como los documentos del registro civil o mercantil, por poner algunos ejemplos, figuran entre los documentos que son objeto de traducción jurada con mayor frecuencia.

Ya sean relativas a la expedición o estén relacionadas con hechos, las fechas están presentes en todos ellos, y en ocasiones pueden asaltarnos dudas acerca de la forma correcta de escribirlas.

Así que he resumido en este artículo aquellas cuestiones más relevantes para tenerlas a mano cuando no estemos seguros de la opción correcta.

El orden de los elementos

En los países latinos se utiliza habitualmente el orden ascendente: día, mes, año.

Entre el día y el mes, así como entre el mes y el año, se intercala la preposición de.

31 de diciembre de 1992.

El orden descendente, esto es, año, mes, día, sin preposición entre los elementos, solo debe utilizarse en documentos de carácter científico o técnico destinado a una audiencia internacional.

Las formas de escribirlas

Las fechas pueden escribirse de tres formas:

Enteramente con letras

Solo es habitual en documentos especialmente solemnes, escrituras públicas, actas notariales o cheques bancarios: dos de octubre de mil novecientos treinta y cinco.

Con una combinación de letras y números

Es el sistema más común: 2 de octubre de 1935.
El día y el año se escriben con números arábigos. El mes se escribe con letras y siempre con inicial minúscula.

Solo con cifras

Sirve para abreviarlas.
El día, mes y año se separan con guiones, barras o puntos. No hay que incluir espacios de separación.

28-8-98
16/III/1971
8.6.00

El año puede aparecer indicado con las cuatro cifras o solo con las dos últimas. De todas formas, en documentos jurídicos se aconseja especificar los años en cuatro cifras para evitar ambigüedades.

El mes se puede indicar en números arábigos o romanos.

Cuando el número del mes o el día es inferior a diez, se recomienda no anteponer un cero, salvo que sea necesario por razones técnicas o de seguridad.

Es preferible escribir 5.7.99, 2-9-1940, mejor que 05.07.99, 02-09-1940.

La expresión de las fechas

En la expresión de las fechas se usan las preposiciones a, en y de.

Se emplea la preposición a delante de la cifra del día cuando no incluye el artículo y complementa un verbo expreso o sobreentendido:

Expido el presente certificado a 3 de enero de 1998
[Firmado] En Madrid, a 8 de junio de 2000.

La preposición de se emplea entre la mención del día y el mes, y entre la del mes y el año: Murió el 15 de julio de 1957.

Datación de cartas y documentos

Delante de la expresión de los años se prefiere el uso de de sin artículo: 4 de marzo de 1420.

Se recomienda mantener este uso para el año 2000 y sucesivos: 4 de marzo de 2000.

De todas formas, en estos casos no se considera incorrecto el uso del artículo: 4 de marzo del 2000. Y si se menciona expresamente la palabra año, resulta obligado anteponer el artículo: 5 de mayo del año 2000.

Es frecuente la mención del lugar antes de la fecha. En estos casos, se pone coma entre el lugar y la fecha:

Quito, 21 de febrero de 1967
Firmado en Madrid, a 3 de enero de 2003.

Cabe recordar que cuando se escribe el año no se debe escribir ningún signo ni espacio entre sus dígitos (1998 y no 1.998, 1 998, ni 1,998).

Recuerda

– Los meses se escriben con la inicial en minúscula.

– Es incorrecto escribir los años con un signo o espacio entre los dígitos.

Algunos ejemplos prácticos de traducción

Fait à Créteil, le 20 décembre 2019 – En Créteil, a 20 de diciembre de 2019
L’an deux mille vingt, le six octobre – El seis de octubre del año dos mil veinte
Né le 28 juillet 1973 – Nacido el 28 de julio de 1973

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[Imagen de Bastian Wiedenhaupt en Pixabay]
[Imagen de Memed_Nurrohmad en Pixabay


Preguntas frecuentes sobre las traducciones juradas

¿Qué es una traducción jurada y quién puede hacerla?

Una traducción jurada es una traducción que incluye una certificación específica, está firmada y sellada por un traductor jurado y tiene carácter oficial ante las autoridades y administraciones.

Por lo general se necesita este tipo de traducción para documentos que requieren una validez legal (títulos universitarios, escrituras de sociedades, documentos civiles, etc.).

El traductor jurado, nombrado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, es el único profesional independiente con capacidad para hacer este tipo de traducciones.

¿Dónde son válidas las traducciones juradas?

De acuerdo con el artículo 6, apartado 2, del Reglamento (UE) 2016/1191 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 6 de julio de 2016, «Una traducción jurada realizada por una persona habilitada para ello en virtud del Derecho de un Estado miembro será aceptada en todos los Estados miembros».

Para otros países, dependerá de los requisitos que estos exijan, de modo que será necesario informarse ante el organismo al que tengas que presentar la documentación.

¿Cómo se entregan las traducciones juradas?

Hasta hace poco las traducciones juradas se tenían que entregar necesariamente en papel, ya que en ellas debe constar la firma y el sello del traductor jurado.

Ahora bien, algunos organismos ya aceptan las traducciones firmadas mediante certificado digital, que es mucho más práctico. Deberás informarte si quien te solicita la traducción jurada la admitirá firmada con certificado digital. En este caso, la recibirás por correo electrónico en formato pdf. En caso contrario, recibirás la copia en papel mediante servicio de mensajería y una versión escaneada.

Según el artículo 3.4 de la Ley 59/2003, de 19 de diciembre, de firma electrónica, «La firma electrónica reconocida tendrá respecto de los datos consignados en forma electrónica el mismo valor que la firma manuscrita en relación con los consignados en papel».

¿Las traducciones juradas caducan?

Las traducciones juradas no caducan. No obstante, si se hizo la traducción jurada de un documento que ya no es válido, porque ha caducado, la traducción jurada correspondiente deja de ser válida por ese motivo. Asimismo, algunos organismos oficiales pueden no aceptar una traducción jurada si se realizó hace mucho tiempo. Lo más aconsejable, en estos casos, es asegurarse ante el organismo en cuestión.

¿Cómo se facturan las traducciones juradas?

El importe se calcula a partir del número de palabras del documento original. Si es un documento pequeño, se aplica una tarifa mínima.

Para obtener un presupuesto con el coste exacto del servicio lo idóneo es enviar los documentos escaneados por correo electrónico.

¿Es necesario enviar los documentos originales?

No, las traducciones juradas se pueden hacer a partir de copias o documentos escaneados.

¿El traductor jurado puede indicar de qué documentos se requiere la traducción jurada para un trámite concreto?

Aunque el traductor jurado puede saber los documentos que habitualmente deben presentarse para determinados trámites, la información exacta la proporcionará la administración o la entidad a la que se debe entregar la traducción jurada.

Resumen

  • Una traducción jurada incluye una certificación y lleva la firma y el sello del traductor jurado.
  • Las traducciones juradas son válidas en todos los Estados miembros de la UE. Para otros países hay que informarse acerca de los requisitos.
  • Algunos organismos las aceptan firmadas mediante certificado digital. Es preciso asegurarse al respecto para cada trámite.
  • Las traducciones juradas no caducan, aunque si se realizaron hace mucho tiempo puede que no las acepten. Se aconseja confirmarlo con el organismo en cuestión.

¿Si tienes cualquier duda, puedes escribirme en los comentarios.



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Imagen de gdakaska en Pixabay.

La fase de preparación de un proyecto de traducción

En cuanto ya tenemos confirmado un nuevo encargo de traducción, merece la pena dedicar un rato a prepararlo bien antes de empezar con la tarea de traducir. Definirlo y organizarlo correctamente nos puede ahorrar tiempo y quebraderos de cabeza más adelante. Y contribuye también a garantizar la calidad de nuestro trabajo.

Esta fase la podemos dividir en cinco etapas, cuya duración variará en función de la complejidad del proyecto.

imatge post

Imagen de Free-Photos en Pixabay

1. Definimos el proyecto en nuestro sistema interno de gestión

Preparamos la ficha correspondiente con todos los datos: referencia, cliente, contacto o gestor del proyecto, servicio y combinación de idiomas, volumen y tarifa, fecha de entrega y notas pertinentes (para tener toda esta información bajo control utilizo el programa LPS Expert).

En los días frenéticos con encargos urgentes y acumulación de tareas, nos puede pasar por la cabeza dejarlo para más tarde, pero entonces corremos el riesgo de omitir algo o equivocarnos en algún dato relevante o, como mínimo, necesitaremos más tiempo para recuperarlos. Es mejor anotar todos los datos cuando tenemos la información reciente, en particular las instrucciones específicas que nos ha dado el cliente.

2. Preparamos la carpeta del proyecto 

En mi caso, para cada proyecto creo una carpeta que incluye cuatro subcarpetas. Una denominada Gestión, donde guardo toda la documentación relacionada con la gestión del proyecto: presupuesto y/o hoja de pedido, hoja de dudas y anotaciones e instrucciones de QA. En las otras tres, Originales, Revisión y Traducciones, tal como sus nombres indican, guardo los documentos correspondientes a cada versión del texto.

3. Revisamos los documentos originales

Frenamos el ímpetu de empezar a traducir enseguida i revisamos todos los documentos del proyecto. Esta etapa tiene tres objetivos:

– Comprobar que tenemos todos los documentos, que los podemos abrir y que todos son legibles. Es muy recomendable hacerlo enseguida, especialmente si tenemos previsto empezar el trabajo fuera del horario del cliente. Si nos encontramos con problemas con los archivos que no podemos resolver en ese momento al trabajo se nos atrasará.

– Mirar que el recuento coincida con el que nos ha indicado el cliente o el que nos consta, no solamente por una cuestión de precio, sino para no encontrarnos con más palabras de las previstas y que el plazo inicialmente acordado sea demasiado justo..

–  Intentar detectar y anticipar posibles dificultades. Si en el documento figuran imágenes no editables con textos, tendremos que consultar qué quiere hacer el cliente en este caso. Si los documentos originales son en pdf e incluyen encabezados y pies de página, tablas, etc. tendremos que revisar a fondo la versión editable del documento (ya sea antes de traducirlo o después) porque a menudo la conversión de formato de estos elementos presenta problemas.

4. Preparamos todo el material necesario para llevar a cabo el encargo con las máximas garantías

Es el momento de definir la memoria de traducción que usaremos así como las bases de términos que nos pueden resultar útiles.

También comprobamos si disponemos de otros materiales de referencia o anotaciones que hayamos utilizado en proyectos anteriores de ese mismo cliente o de la temática del proyecto en cuestión.

5. Planificamos el encargo

Para terminar la preparación, anotamos bien en el calendario la fecha y la hora de entrega y distribuimos el trabajo en función los días de que disponemos. Es importante reservar tiempo para la revisión final tanto lingüística como de formato y, si el plazo nos lo permite, intentamos dejar margen para los imprevistos.

Y tú, ¿cómo preparas un proyecto antes de empezar a traducir? ¿Añadirías algún punto? Cualquier aportación será bienvenida :-).



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